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Durante la pandemia, cuando el turismo se apagó y las puertas de hoteles y restaurantes se cerraron en Machupicchu, una familia se vio obligada a tomar un nuevo rumbo. Él, dedicado a la hotelería y la gastronomía, perdió su trabajo de un día para otro. Ella, con temple, valentía y un profundo amor por su familia, decidió no rendirse. Junto a sus hijos pequeños, emprendieron un viaje hacia Maranura, donde algunos familiares les ofrecieron apoyo en medio de la incertidumbre.
Fue allí donde todo comenzó. Entre días inciertos y el deseo firme de salir adelante, surgió la idea de vender helados artesanales. Usando recetas caseras y mucho ingenio, comenzaron a elaborar productos que rápidamente conquistaron a los vecinos. Poco a poco, el pequeño emprendimiento fue creciendo, impulsado por el esfuerzo conjunto de toda la familia.
Con el tiempo, y motivados por el deseo de brindar una mejor educación a sus hijos, se trasladaron a Quillabamba. Ese cambio marcó el inicio de una nueva etapa para su proyecto, que también recibió un nuevo nombre: FRABY, una palabra que nace del amor profundo por sus hijos, Francisco y Abigail.
Fue en este nuevo capítulo donde su sueño tomó una nueva forma: la creación de una cafetería propia, un espacio acogedor que combinara todo lo aprendido y vivido. No solo querían vender productos, querían ofrecer una experiencia. Así nació la cafetería FRABY, pensada como un lugar familiar, lleno de aroma a café recién hecho, detalles cuidados, y una atmósfera que invitara a quedarse, a compartir, a disfrutar.
En este nuevo espacio, también descubrieron su verdadera pasión: la chocolatería artesanal. Comenzaron con lo básico, trabajando con chocolate blanco y negro, elaborados con esmero, precisión y dedicación. Pronto, la calidad, la presentación y el amor por el trabajo bien hecho comenzaron a llamar la atención de más personas.
Cada creación de FRABY, ya sea una taza de café, un bombón o una barra de chocolate, destaca por el detalle en su diseño, la armonía de colores y la calidez con la que es entregada. Lo que empezó como una necesidad en tiempos difíciles, hoy es mucho más que un negocio: es una cafetería familiar que refleja una historia de lucha, dulzura, identidad y corazón.
Nuestra misión es brindar momentos de dulzura y calidez a través de productos artesanales elaborados con amor, dedicación y los mejores ingredientes. Creamos cada chocolate, cada postre y cada experiencia en nuestra cafetería pensando en nuestros clientes, en sus sonrisas y en compartir con ellos un pedacito de nuestra historia familiar. Queremos que cada persona que entre a FRABY sienta que está en casa.
Nuestra visión es hacer de FRABY una cafetería referente en chocolatería artesanal en la región, reconocida no solo por la calidad de nuestros productos, sino también por el cariño y la autenticidad que ponemos en cada creación. Queremos seguir creciendo como familia y como emprendimiento, llevando nuestra pasión a más personas, sin perder nunca nuestras raíces, nuestra esencia ni el propósito que nos hizo empezar.